La mosca y el mosquito


Una tela mosquitera
en la ventanita del baño
siempre ha sido la barrera
desde hace años,
para el amor de un mosquito
nacido en la bañadera,
y una mosca azul
nacida: allá afuera.

Mosca y mosquito
no entienden fronteras.
Él alargó el pico,
lo dejó finito
para abrazar con susurros
a su mosca
de afuera, y deleitarla
con melodías
amorosas, de trompeta.

Ella está igual de enamorada,
y el enrejado le significa:
nada.
Para verlo al flacucho
entre los alambres
se puso mil ojos,
y aunque parezcan muchos,
del mosquito es el mayor antojo
que la mosca
le haga ojitos con sus ojos
azules.

Y así es el amor...
amoldado a las circunstancias.
Él le zumba, ella hace ojitos,
y a veces acompaña
esos mimos infinitos
una exquisita fragancia
de lavanda.